Lo decíamos hace unos minutos, a veces el comercio, online o tradicional, discrimina entre hombres y mujeres.
En Francia se ha puesto en marcha una campaña en contra de la
denominada
tasa rosa,
o tasa invisible, que hace que
ciertos
productos y servicios sean más caros si son para ellas
en
lugar
de para ellos.
Lo llaman la tasa invisible. Sobre un mismo producto las mujeres pagan más.
Estas cuchillas
de usar y tirar,
por ejemplo. Las rosas son cinco y son más caras que las azules, que son diez,
y no hay diferencias entre ellas. La alerta
se encendió
en EE. UU. y en Francia el colectivo feminista Georgette Sand
ha publicado un
catálogo
de productos que penalizan a la consumidora.
Aunque en servicios, dice Gaelle Couraud,
pasa
igual.
Pongamos por
ejemplo
la peluquería.
Un hombre con pelo largo,
declara,
paga menos que una mujer con pelo corto.
La explicación estaría en el marketing de género, productos masculinos y femeninos, más caros para ellas...
Por el diseño o el
envase
aventura esta mujer.
No, dice Couraud, es porque las mujeres están
preparadas
a pagar más por productos de belleza
que los hombres.
Empeora
el fenómeno el hecho de que ellas tienen salarios
más bajos que
los de ellos y están pagando más por un producto que es exactamente igual.
El Ministerio de Economía francés ha abierto una investigación. Entre tanto y ahora que se
acercan
fechas de muchas compras
las asociaciones feministas recomiendan, en casos como este,
desoír
el reclamo del rosa y elegir el azul.