Sobre todo en el pequeño comercio.
Irlanda.
46.000.
137.
El 28 de octubre.
1,65.
Será mínimo.
7.000.
Ya lo ven, cada día compramos más con tarjetas y aparatos electrónicos, pero siguen siendo mayoría los que pagan en metálico, sobre todo en el pequeño comercio. Y ahí entran en juego los céntimos. Algunos países han decidido eliminarlos. El último, Irlanda.
Entraron el 1 de enero de 2002 con la entrada del euro y cada vez pesan más en el bolsillo de los europeos. Hay casi 46.000 millones de monedas de 1 y 2 céntimos. Por término medio 137 monedas por persona.
Son un rollo llevarlas consigo. Y la diferencia de pagar uno o dos céntimos, o que te los devuelvan ni te hace más rico ni mas pobre.
Se los doy a uno de mis nietos y se van al banco y lo cambian.
Irlanda empezará a retirarlas poco a poco a partir del 28 de octubre, como ya hicieron Holanda, Bélgica, Finlandia, Dinamarca, Suecia y Hungría.
El principal motivo es que el coste de producción es más alto que el valor de la moneda.
En Irlanda fabricar un céntimo cuesta 1,65, y dos céntimos, 1,94. A esto hay que sumar los costes del transporte y que son de cobre.
Un metal cada vez más caro. A partir de ahora habrá que redondear, y el banco central irlandés aconseja que se pacte. También asegura que el impacto en los precios será muy pequeño. En España hasta ahora no se ha considerado aunque en la calle se ve con miedo.
Parece un céntimo, un céntimo, pero a la hora de muchos kilos es mucho dinero.
Si su retirada se propagase a toda la Eurozona se recuperarían más de 7.000 toneladas de cobre. Cifras que convencen a la Comisión Europea, que hace años que estudia su eliminación.
Ahora, lo de Hungría debe de ser un error del telediario ya que en Hungría la moneda nacional es el forinto y no el euro.