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La amaxofobia es el miedo extremo a conducir. Un miedo que sufren cada vez más personas. Se calcula que uno de cada cuatro conductores. Se suele relacionar con un accidente trágico anterior o al estrés.
El problema suele afectar a personas alrededor de los 30 - 40 años. El mal tiempo, la circulación de noche o la responsabilidad de llevar pasajeros en el coche pueden hacerlo más grave.
Ahora mismo me da muchísimo, muchísimo, muchísimo miedo hacer frente a una autovía sin coches. Empiezo a transpirar. Y luego me paralizo de tal manera que si me pongo a lo mejor en una autovía a 40 kilómetros por hora.
Es uno de los casos más comunes. Pánico a todo lo que no sea conducir por ciudad. Porque si se cruza ese límite llegan las ganas de vomitar, los mareos, las aceleraciones cardiacas. Todo empieza por algún susto en la carretera y no es necesario que haya terminado en un accidente trágico. En unos y en otros el miedo se hace dueño de ellos.
Y además se va extendiendo a otros aspectos de mi vida.
Cuando llega a determinar tanto la vida es el momento en el que muchos dan el primer paso para vencerlo.
El miedo a conducir está mucho más extendido de lo que parece. En España, lo sufren el 25% de los conductores. En cursos como este se les enseña que se puede remediar.
El primer volantazo, para esquivar. El segundo volantazo, para volver a tu carril y el tercero para corregir la trayectoria.
Dominar mejor la técnica de la conducción es el aspecto más importante para sentirse más seguro y poder llegar a aislar los miedos irracionales.
Necesitamos que las personas que estén aquí tengan confianza, porque, claro, cuando una persona no tiene confianza, su valoración de sí misma es más negativa de lo que las circunstancias le piden.
Una confianza que se adquiere con la práctica y permite abandonar los pensamientos y el miedo y enfocarse solo en conducir.