Una plantación ilegal de marihuana consume tanto como 80 viviendas. En Granada los vecinos de los barrios de la zona norte sufren cortes de luz continuos por esta razón y piden una solución a la empresa suministradora. Televisión Española ha sido testigo de cómo la policía encontraba uno de estos cultivos ilegales.
Este perro ha delatado sin querer a su propietario que esconde en lo profundo del sótano un cultivo de marihuana. La Policía, que acompañaba a los técnicos de Endesa mientras trabajaban, nos lo muestra: nueve lámparas que consumen 12.000 vatios dan vida a 105 plantas. Nos lo cuentan los agentes mientras se lo llevan todo y un obrero, con la cara cubierta para que no lo reconozcan fuera, se ocupa de desactivar los enganches, muy peligrosos porque demandan más energía de la que pueden aguantar los transformadores.
Una vivienda destinada a plantación de marihuana tiene una demanda correspondiente a 80 viviendas normales.
La consecuencia es que se producen constantes apagones.
Por la noche se pone todo oscuro y aquí ya... pues, ¿qué vas a vender? Muchas veces que hoy dices, tú, que hay que cerrar.
Y, como Cayetano, muchos sí pagan sus facturas
Endesa se ampara en que hay algunas cosas que son ilegales, bueno, mire, ese es su problema de ustedes. Resuélvanlo ustedes. Yo soy un consumidor, yo pago, yo exijo.
Y exigen que se renueven las instalaciones y que se dé trabajo a los vecinos para que no tengan que recurrir al tráfico de marihuana. La Guardia Civil explica que la crisis llevó al interior de las viviendas los cultivos para el propio consumo que tradicionalmente estaban en la sierra de Granada. Muchos comprendieron que podían vivir de la venta de droga.
Es dinero fácil y los castigos no son grandes.
Y por eso el comercio ha seguido creciendo hasta hoy.
Me vine aquí a Granada a la aventura y hoy día pues tengo veinte cultivos de interiores. Eso da para 100.000, 200.000, depende.
La mayoría de la droga se exporta al centro y norte de Europa, según la Guardia Civil. A este nivel ya intervienen las mafias y con ellas, advierten, llegan los crímenes de sangre relacionados con el tráfico de marihuana.